El Estrés es una respuesta del organismo ante las distintas situaciones de la vida cotidiana, que nos ponen nervioso o nos alteran: no entregar un trabajo a tiempo, los exámenes, llegar tarde, problemas con nuestros hijos, jefe… a partir de la interpretación de la situación como peligrosa, el cuerpo reacciona y se tensa. Esta reacción del organismo ayuda a activarnos para su resolución lo antes posible. Todas estas situaciones pueden generar ansiedad, pero cómo se piense sobre ellas determinará por un lado, que se intensifique y vaya a más y por otro, la forma de afrontarlo.

Estamos sufriendo estrés cuando nos sometemos frecuentemente a esta sobreactivación  innecesaria del organismo, sin que las situaciones objetivamente lo requieran, o bien por su intensidad mantenida en el tiempo, generando estados de malestar que son la base de muchas alteraciones psicosomáticas como dolor de cabeza, gastritis, hipertensión, colón irritable...

Al igual que en los trastornos de ansiedad, es fundamental en el tratamiento de estrés el cambio en la forma de interpretar los distintos problemas de la vida cotidiana, como principal fuente de estrés. Asimismo, aprender a detectar las fuentes de estrés,  así como priorizar y  posponer, es básico.

Entrenar en habilidades sociales y especialmente en asertividad (denegar peticiones, hacer y recibir críticas, expresar opiniones…), cambios de hábitos de vida saludables, entrenamiento en técnicas de relajación, forma parte del paquete de medidas en el tratamiento del estrés.