Miedo intenso y persistente hacia un objeto, situación o actividad específica, caracterizado por una ansiedad que suele ser desproporcionada, como: taquicardia, molestias gástricas, tensión muscular, náuseas, diarreas, micción muy frecuente, sensación de ahogo, sudoración, temblores y mareo.
La persona es consciente de que su miedo es irracional pero no lo puede controlar.
El tratamiento consiste en ir enfrentando gradualmente al paciente a los objetos y situaciones temidos, dotándole de los recursos suficientes como para estar en presencia de la situación u objeto temido sin quedarse paralizados o aterrorizados por el miedo.